El ser humano tiene la capacidad de adaptarse a diferentes lenguajes y formas de comunicación, pero esta adaptación no siempre es total. Por ejemplo, un bebé recién nacido solo puede comunicarse llorando: entendemos que algo le ocurre, pero no sabemos exactamente qué, lo que dificulta la resolución del problema. En el sector de la Prevención de Riesgos Laborales (PRL), somos como ese bebé que aún no sabe hablar: todo el mundo nos oye, pero pocos comprenden la importancia de ser previsores. Por lo tanto, debemos aprender a «hablar» de manera clara y efectiva para que nuestro mensaje sea comprendido, dejando de lado las quejas incomprensibles y adoptando un enfoque proactivo y directo.
Para lograrlo, es fundamental adaptar nuestro mensaje a las características específicas del receptor. No es lo mismo hablarle a un bebé que a una persona adulta; sin embargo, incluso un bebé, acaba entendiendo, gracias a que nos adaptamos a él, lo que queremos comunicar, de una forma u otra. De manera similar, adaptar nuestro lenguaje a la edad y generación del receptor no solo es útil, sino necesario. Aunque la personalización del mensaje depende de muchos factores, como la personalidad individual, hay elementos comunes en la comunicación que pueden ayudarnos a conectar de manera efectiva con personas de la misma generación.
A continuación, presento cómo adaptar el mensaje a las generaciones actualmente:
Baby Boomers
- Nacidos: 1946 – 1964
- Edad en 2024: 60 – 78 años
Los Baby Boomers valoran la formalidad, el respeto y la claridad en la comunicación. Prefieren mensajes bien estructurados y basados en datos o hechos verificables. Es importante evitar el exceso de tecnicismos y emplear un tono profesional, pero cercano. Además, aprecian el contacto personal o telefónico, ya que no siempre se sienten tan cómodos con herramientas digitales. Al trabajar con ellos, podemos destacar valores como la experiencia y el compromiso, que suelen resonar con sus prioridades.
Generación X
- Nacidos: 1965 – 1980
- Edad en 2024: 44 – 59 años
La Generación X se caracteriza por ser independiente y pragmática. Prefieren mensajes directos y funcionales, que vayan al grano y ofrezcan soluciones prácticas. Son receptivos al uso de tecnología, pero aún valoran un enfoque equilibrado entre lo digital y lo personal. Es recomendable incluir ejemplos reales o casos de éxito que refuercen la credibilidad del mensaje. También responden bien a un enfoque que respete su capacidad para tomar decisiones y resolver problemas por sí mismos.
Millennials (Generación Y)
- Nacidos: 1981 – 1996
- Edad en 2024: 28 – 43 años
Los Millennials están altamente conectados y acostumbrados a interactuar en entornos digitales. Prefieren mensajes visuales, dinámicos y accesibles, como infografías, videos o publicaciones en redes sociales. Valoran el contenido auténtico y relacionado con propósitos sociales o medioambientales. Es esencial mantener un tono inclusivo y amigable, y dar espacio para que ellos participen o compartan sus opiniones. Usar humor y referencias culturales modernas también puede aumentar la efectividad del mensaje.
Generación Z
- Nacidos: 1997 – 2012
- Edad en 2024: 12 – 27 años
La Generación Z está profundamente influenciada por las redes sociales y tiene un corto tiempo de atención, por lo que es crucial captar su interés desde el principio. Prefieren un lenguaje coloquial y mensajes que sean breves,
visualmente atractivos y entretenidos. Originalidad y autenticidad son claves para conectar con ellos. Aunque pueda parecer poco convencional, usar palabrotas o expresiones informales en un contexto adecuado puede captar su atención si están perdiendo interés. No sufrir el típico ‘deslizar’ tan famoso en esta generación en la vida real es el verdadero reto para el comunicador.
Por lo tanto, adaptar la comunicación según la generación del receptor no es solo una estrategia efectiva, sino también un acto de respeto hacia sus necesidades y contextos. En el ámbito de la PRL, debemos ser los mejores comunicadores posibles, utilizando un enfoque que no solo transmita información, sino que motive a la acción y cree un impacto real en todas las edades. Al hablar el «idioma» de cada generación, transformamos el mensaje en una herramienta poderosa para prevenir riesgos y salvar vidas.